domingo, 28 de septiembre de 2008

La dignidad es la característica de cualquier cremación india. No hay llantos ni gritos: el silencio lo invade todo. Los "intocables" son los manipuladores de cadáver, leña y demás. Un sacerdote, de bajísimo rango, asiste al difunto. Tras la cremación, los acompañantes se purifican con un baño purificador. El luto dura 10 dias y la familia del difunto no sale de casa, los varones no se afeitan y toman comidas sencillas. Se celebra el final del duelo, con un banquete y muchos invitados y durante un año, no se celebran bodas en la familia, no se va al templo y no se celebran festividades de ningún tipo. En la fotografía, templo de Mamallapuram (Tamil Nadu).

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